Cuentos y noticias con detectives

Después de haber leído cuentos y novelas policiales, los chicos crearon sus propios detectives y se pusieron a escribir historias de ficción y noticias periodísticas.

Aquí las publicamos para que todos las disfruten.

lunes, 29 de septiembre de 2008

¡Empezamos con teatro!

Recuerden que para el viernes 3 de octubre tienen que traer "Volvió una noche" de Eduardo Rovner.

martes, 23 de septiembre de 2008

El reloj de acero

-Me rindo- Dije, tras haber pasado más de siete horas jugano cartas
-Aún no hemos terminado-contestó
-Es que ya amanece, y aún no he dormido lo necesario
-Pues entonces continuaremos mañana- explicó
-Nunca acabas Charles, nunca acabas...
Un silencio invadió la habitación. La luz del sol ya entraba por la pequeña ventana del pasillo, y las barajas aún permanecían sobre la mesa.
-Te debo demasiado dinero, y aún no he podido conseguirlo.
-Lo traeré en la próxima semana.
Charles aceptó. Esto ya no me gustaba, esta partida se me había ido delas manos.
Comenzaron a escucharse voces en las escaleras.
-No es común que llegue gente a estas horas, ahora regreso- dijo Charles
Permanecí limpiando mis anteojos, que estaban deteriorados por el polvo que yacía en la habitación. El desorden apenas distinguía el suelo del techo.
Vi volver a Charles agitado.
-Una carta-me dijo. -La hallé junto al tapete de la entrada
E inmeatamente comenzó a leerla. Estaba escrita en letras grandes claras

"VEN INMEDIATAMENTE. HA OCURRIDO UN ASESINATO.
FRENTE AL CALLEJÓN PIERRE 1669"

Permanecimos callados. Charles comenzó a guardar las cartas.
-Puedo acompañarte si quieres- dije entusiasmado
-Puedes ayudarme y saciarás la deuda
Cogimos nuestros abrigos y subimos al tren más próximo.
Estaba casi vacío, no mucha gente acostumbraba a viajar a esas horas de la madrugada.
Un hombre se hallaba sentado junto a la puerta. Leía el diario, y cada tanto, miraba su reloj, calculando lo faltante hasta la llegada.
Luego de un rato, el tren llegó a la estación.
Caminamos por un pasaje. No muy frecuentado por Charles, ya que recurrió a la ayuda de un mapa para llegar al callejón.
Allí hallamos a varios policías analizando el cadáver.
El cuerpo había estado en observacíon por varias horas.
El color y la palidez de su rostro eran notables. Sus manos, rasgadas por algún material metálico, y sus muñecas cortadas, lo habían hecho desangrarse en muy poco tiempo.
En su mano, sostenía un viejo destornillador. Roto por el mango y manchado de sangre.
Rápidamente, dirigí estos conocimientos a Charles, a quien le fueron de ayuda,
-Ya lo he averiguado. El hombre, llamado Arthur Henry, trabajaba en una relojería.
Lo noté por sus manos ásperas de artesano, y por un pequeño juego de agujas que encotré en su bolsillo.
Debería de estar trabajando durante horas, ya que su rostro seguñia tenso y concentrado en un pequeño trabajo, que debió haber hecho que forzara su vista.
Una falla en su pulso, al tratar arreglar ese reloj, hizo clavarse parte su destornillador en la muñeca.
Los policías, tomaron nota de las evidencias.
Pero seguían sin poder creer la habilidad de Charles para resolver los casos.
Se produjo un silencio batante incómodo.
-Un suicidio-dije concluyendo
-Así es,- contestó Charles sonriente

Luego tomamos el tren de regreso.
Un nuevo juego de cartas esperaba en la habitación.
Sabía que Charles me ganaría.
Entonces...
¿Cuál sería mi próximo caso?